Hasta hace unos años, las aplicaciones se construían como grandes bloques de código únicos. Todo estaba dentro del mismo sistema: la lógica, la base de datos, el backend y hasta la interfaz de usuario.
Ese modelo, conocido como monolito clásico, funcionaba… hasta que las empresas necesitaron innovar más rápido, integrar nuevos servicios o escalar sin parar todo el sistema.
Así nació el enfoque de los microservicios, una forma moderna, ágil y modular de desarrollar software que, combinada con una estrategia API-First, terminó convirtiéndose en el estándar de la ingeniería moderna.
¿Qué son los microservicios?
Los microservicios son una forma de dividir una aplicación en componentes pequeños, independientes y especializados, en lugar de tener una sola aplicación que lo haga todo.
Cada microservicio se encarga de una única función del sistema: puede ser el servicio de usuarios, el servicio de pagos, el de notificaciones o el de inventario.
Y lo más importante: cada microservicio funciona por separado, tiene su propia base de datos, se despliega de manera autónoma y se comunica con los demás a través de APIs bien definidas.
Así, los microservicios convierten una gran aplicación en un ecosistema de servicios pequeños que colaboran entre sí mediante APIs.
¿Cómo funcionan los microservicios?
Cada microservicio es como una pequeña aplicación autosuficiente. Tiene su propio ciclo de vida: se desarrolla, se prueba, se despliega y se actualiza de forma independiente.
Estos servicios se comunican a través de APIs REST, GraphQL o gRPC, enviando y recibiendo datos en tiempo real. De esta manera, aunque cada parte del sistema sea independiente, todo el conjunto funciona como un solo producto cohesivo.
Por ejemplo:
- Cuando un usuario hace una compra, el servicio de pedidos envía la información al servicio de pagos.
- Este confirma el pago y avisa al servicio de inventario para actualizar el stock.
- Luego, el servicio de notificaciones envía un email o SMS al cliente.
Cada microservicio cumple su tarea, y la API actúa como el lenguaje común que los conecta.
Monolito vs. microservicios: la mayor diferencia
En una aplicación monolítica, todo el código depende de todo. Una pequeña modificación puede afectar al sistema entero, lo que hace más difícil mantener y escalar.
En cambio, gracias a los microservicios, el desarrollo se fragmenta en piezas más pequeñas y manejables. Esto permite que cada equipo trabaje en su propio servicio sin bloquear al resto, usando incluso diferentes lenguajes o frameworks.
Por eso, los microservicios son un enfoque organizativo que mejora la autonomía, la velocidad de desarrollo y la calidad del software.
¿Qué ventajas tienen los microservicios para el desarrollo de software?
Adoptar una arquitectura basada en microservicios ofrece beneficios significativos tanto a nivel técnico como de negocio:
Escalabilidad independiente
Cada servicio puede escalar por separado según la demanda. Por ejemplo, si tu módulo de pagos recibe más tráfico, puedes aumentar solo sus recursos sin afectar al resto del sistema.
Despliegues más rápidos y seguros
Los equipos pueden desplegar actualizaciones de forma independiente, reduciendo riesgos y tiempos de entrega. Gracias a ello, un fallo en un servicio no detiene toda la aplicación.
Integraciones más simples gracias a las APIs
Como los microservicios se comunican mediante APIs estandarizadas, integrar nuevos módulos o servicios externos resulta mucho más fácil. El ecosistema crece de forma natural.
Mayor resiliencia y aislamiento de errores
Si un microservicio falla, los demás siguen funcionando. Esto evita caídas globales y mejora la disponibilidad del sistema.
Libertad tecnológica
Cada microservicio puede desarrollarse con el lenguaje o la herramienta más adecuada para su función, siempre y cuando cumpla las reglas de comunicación de la API.
Equipos más ágiles y autónomos
Los microservicios permiten dividir el desarrollo por áreas funcionales. Cada equipo se vuelve responsable de su servicio, desde el código hasta el despliegue, lo que acelera la toma de decisiones y fomenta la responsabilidad compartida.

Desafíos de los microservicios
Aunque ofrecen muchas ventajas, hay que saber que los microservicios también presentan ciertos retos, como son los siguientes:
- Gestión de complejidad: cuantos más servicios, más comunicación y más puntos de fallo.
- Monitorización y observabilidad: se necesita un sistema sólido para seguir el rastro de errores y rendimiento en tiempo real.
- Gobernanza de APIs: asegurar que las reglas de comunicación se mantienen coherentes a lo largo del tiempo.
- Cultura DevOps madura: los despliegues automatizados, CI/CD y la infraestructura como código son imprescindibles para que esta arquitectura funcione.
Por eso, muchas empresas combinan la adopción de microservicios con expertos en DevOps, Platform Engineering y Arquitectura API que aseguran que la transición sea fluida y sostenible.
El papel de las APIs en una arquitectura de microservicios
Como se entiende, los microservicios no podrían funcionar sin las APIs. Y es que las APIs son el pegamento que une todos los servicios, el lenguaje universal que permite que se entiendan y colaboren.
Por eso, los microservicios están estrechamente ligados al enfoque API-First.
Antes de escribir código, se definen las interfaces de comunicación entre los servicios, asegurando que cada pieza del sistema sepa exactamente cómo interactuar con las demás.
Este contrato previo garantiza coherencia, evita dependencias innecesarias y permite que los equipos trabajen en paralelo sin bloqueos.
¿Cuándo necesitan las empresas un experto en API?
Muchas empresas no se dan cuenta de que su crecimiento se estanca por culpa de su propia tecnología. Pero existen síntomas claros y comunes de una infraestructura que ha crecido rápido, pero sin una base sólida.
Cada cambio es un riesgo
Actualizar una parte del sistema afecta a todo lo demás. Los errores se multiplican y los equipos se vuelven más lentos y dependientes.
Las integraciones son eternas
Conectar un nuevo CRM, una pasarela de pago o un servicio externo requiere semanas de ajustes, validaciones y pruebas manuales.
El sistema no escala
Tu negocio crece, pero tu tecnología no. Los tiempos de carga aumentan, los fallos se repiten y los equipos de desarrollo se saturan.
Los equipos no hablan el mismo idioma
Cada departamento trabaja con su propia herramienta y datos. Sin una estrategia API clara, la información se fragmenta y las decisiones se retrasan.
Cada mejora cuesta más
La falta de estandarización y automatización se traduce en más horas de trabajo, más errores y más gasto operativo.
Por otra parte, es cierto que las empresas que manejan presupuestos más bajos no siempre pueden permitirse contar con un experto en API, por mucho que lo necesiten.
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