En EEUU, millones de personas comenzaron a abandonar sus puestos de trabajo en la primavera de 2021 comenzando una tendencia que hizo saltar las alarmas durante el verano. Fue apodado como La Gran Dimisión, y en el mes de julio del año pasado ya era el abandono laboral más alto de los últimos 20 años alcanzando los cuatro millones de dimisiones de trabajadores.
¿Se trata de una consecuencia del estrés de la pandemia? ¿Es una nueva forma de tomarse la vida? ¿Están los trabajadores hartos de sus tareas?
Hay especulaciones de todo tipo:
🔄 La pandemia un punto de inflexión para atreverse a cambiar de vida: para muchas personas que no se encontraban a gusto en sus puestos de trabajo, la pandemia les ha empujado a dar el paso a atreverse a cambiar sus vidas.
💼Las luchas de poder con sus jefes: después de probar modelos de trabajo más flexibles, disfrutar de los beneficios de teletrabajo y el trabajo asincrónico, han vuelto a la oficina como si nada de eso hubiese existido.
⚖️En busca de la conciliación. Un problema importante de nuestra sociedad es el "enfrentamiento" que existe entre el desarrollo de la vida familiar y personal y el desarrollo de la vida profesional y por tanto, de la necesidad de armonizar ambos.
💰Han encontrado una oportunidad mejor.
🆕 Quieren cambiar de aires.
El número de trabajadores que renuncian a su empleo se ha disparado un 100% en España. En 2022 roza máximos históricos, aunque si se compara con los más de 20 millones de ocupados en el mercado español, 4.000 personas no es un dato muy significativo. La gran renuncia española está a años luz de lo que está ocurriendo en EEUU.
Según un estudio realizado por Infojobs sobre el abandono de empleo en España, hasta un 23% de los trabajadores españoles se planteó en 2021 dejar su puesto de trabajo, y un 27% se plantea hacerlo durante este año 2022 (incluso sin otra oferta de trabajo sobre la mesa).
Las principales razones son:
La elevada tasa de paro en la mayoría de sectores hace que sea más complicado que se produzca una Gran Dimisión en España, pero esta situación tampoco está exenta de problemas.
Se produce lo que se conoce como el síndrome del despido que consiste en un deterioro paulatino de nuestra motivación laboral y compromiso. El cual, finalmente desemboca en una situación de abandono muy difícil de solventar, no hay ni implicación ni compromiso, y más allá de la bajada de productividad, el problema es que es contagioso.
Es lo que también se conoce como el burnout o síndrome del trabajador quemado, que ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad laboral, un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estrés crónico o insatisfacción laboral.
Más de la mitad de los españoles están desmotivados en su trabajo, pero no lo dejan, según un informe de Hays. Presentarse en el despacho del jefe con una carta de dimisión porque aspiras a algo mejor suena muy bien, pero no es fácil. Sin alternativa laboral, una ventana de oportunidad rápidamente cobra el aspecto de un precipicio.
Si el trabajo bien hecho no va seguido de valoraciones ni expresiones de gratitud por parte de quienes supervisan su trabajo, el empleado puede no sentirse suficientemente valorado, ni tan siquiera percibir si su desempeño es correcto o no.
En bastantes ocasiones el despido interior se ve impulsado al recibir reprobaciones desproporcionadas, inoportunas y demasiado frecuentes cuando se comete algún error en la tarea, por minúsculo que este sea.
El afán por ser más competitivos lleva a las compañías a elevar cada vez más el listón de los objetivos a alcanzar por cada profesional. Este proceso es fácil que provoque agotamiento, frustración e insatisfacción, al no poder cumplir con la demanda creciente de resultados por parte de la empresa.
Muchas personas precisan de retos que les permitan aportar su talento, sus capacidades y su creatividad. Cuando la empresa impide esta proactividad, crece la desilusión y se deteriora el bienestar emocional de su gente, al no ver cumplidas sus expectativas y no sentirse ‘realizados’.
El cambio es natural y deseable en cualquier actividad productiva. No obstante, cuando la evolución de una organización o de un sector desemboca en despidos, reestructuraciones de plantilla y otros procesos colectivos traumáticos, es inevitable que quienes permanecen en la compañía sientan su confianza severamente dañada por la incertidumbre o por la inseguridad respecto a las decisiones futuras de sus responsables.
Por estos y muchos más motivos, el número de freelance y freeworkers en el mundo se está multiplicando. Muchos han decidido apostar por su talento y emprender una metamorfosis en su mundo laboral.
El mejor talento freeworker se encuentra en Shakers porque pone a sus pies un ecosistema talent centered: